En el comienzo del partido las expectativas por observar un buen partido en el Gigante de Arroyito no eran muchas, por los nombres propios de los dos equipos y por los esquemas tacticos, que de antemano denotaban temor y estar primero preparados para defender que para atacar.
Y esa expectativa previa se cumplio con creces, pero no solo en el arranque del juego, sino que en todo el partido, donde ver dos pases seguidos fue toda una hazana.
Ni Central ni Racing mostraron en los 90 minutos del partido ningun tipo de argumento futbolistico que pudiera sustentar en sus hinchas esperanzas de un futuro mejor.
Las dos “Academias” mostraron ganas, esfuerzo, arrestos individuales, cero trabajo colectivo, como si las 22 camisetas que hubo en el Gigante de Arroyito hubieran sido diferentes.
Hasta el arbitro Pablo Lunati, vestido con una remera blanca como para que se confunda con la celeste y blanca de Racing, estuvo acorde al partido, fue tan malo como el resto de los protagonistas, dejando de cobrar infracciones grandes como el Gigante de Arroyito porque estaba a 60 metros de todas las jugadas.
Pero el primer tiempo se abrio con un gol de otro partido, por Gervasio Nunez tomo una pelota a unos 30 metros del arco de Racing, pateo y ante una tardia estirada de Pablo Santillo sentencio la apertura del marcador.
Racing no tuvo reaccion, solo Braian Lluy intento algo por derecha, Pablo Luguercio busco pero nunca encontro a Ruben Ramirez y el resto miro o choco con su propia impotencia.
Para el segundo tiempo los dos equipos salieron sin cambios, algo que favorecio a Central, porque Racing siguio jugando igual, es decir mal, y el local desde el inicio comenzo a aferrarse a la ventaja, defendiendose exageradamente atras.
El final del partido encontro a los dos equipos luchando, con Central teniendo espacios y contras para ganar mas holgadamente y Racing padeciendo sus propias limitaciones, que a la postre le impidieron empatar el encuentro.
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